Hace unos días el Zaguán se abrió para un grupo de alemanes.
Primero hicieron la visita por Albarracín, quedaron fascinados...
Luego llegó el momento de otro disfrute, el de las degustaciones de los productos de la tierra.
Tenían claro que querían jamón y vino tinto, pero ignoraban las especialidades que les ofrecimos.
Quedaron encantados con el vino del Campo de Borja y extasiados ante "el untico", palabra que todos repetían complacidos.
Poco a poco fueron perdiendo su rigidez y dieron paso las risas. Nosotros no los entendíamos pero con su actitud demostraron sentirse muy a gusto.
Llegado el momento de la despedida, nos agradecieron en su poco español, nuestro trato y ensalzaron la música que tuvimos toda la tarde.
Para nosotros fue una tarde muy buena, disfrutamos viendo disfrutar en el Zaguán, el idioma no importa, lo que nos une es una actitud, la de hacer que nuestros visitantes se sientan como en su casa.
Prometieron volver con amigos a Albarracín y por supuesto a nuestro Zaguán, que ahora, estamos seguros, es también un poco de ellos.
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